El Maserati Bora cumple 50 años
16/03/2021
El Salón Internacional del Automóvil de Ginebra acogía, hace 50 años en este mismo mes de marzo, la presentación del Maserati Bora, el primer vehículo de calle de la marca con motor montado en posición central trasera. Este se estuvo produciendo hasta 1978 con un total de 564 vehículos.
Maserati, siempre pendiente de las tendencias y más concretamente de la que había revolucionado la Fórmula 1 en años anteriores, le pidió a Giorgetto Giugiaro, de Italdesign, que creara un vehículo deportivo con el motor montado en posición lateral trasera y con mejoras notables en prestaciones, comodidad, seguridad y diseño.
Así nacía Maserati Bora. El motor era el ya testado V8 de 4.700 cc que ofrecía 310 CV a 6.000 rpm (al que se unió la unidad de 4.900 cc que llegaría dos años más tarde), montado longitudinalmente en un bastidor auxiliar instalado en el monocasco. Pero no se trataba de su única característica singular. El Maserati Bora se distinguía por sus faros retráctiles para evitar la resistencia aerodinámica, un diferencial que sobresalía en el eje trasero, suspensiones independientes en todas las ruedas -por primera vez en un vehículo de la marca-, frenos de disco, embrague en seco de disco único, caja de cambios de 5 velocidades y amortiguadores telescópicos.
El Bora, con una velocidad máxima de 280 km/h, combinaba comodidad y prestaciones, asegurando así un fascinante placer de conducción gracias a la ágil respuesta de su motor y su silencioso interior.
La ingeniería del vehículo fue ciertamente diseñada por Giulio Alfieri, mientras que el estilo y la aerodinámica nacieron a manos de Giorgetto Giugiaro, el cual creó un coupé de dos plazas con líneas simples y elegantes que dotaron al Bora de una apariencia equilibrada. El diseño era futurista, con un morro bajo y delgado, y la parrilla delantera se caracterizaba por sus dos salidas de aire rectangulares. Ambos laterales eran lisos, y estaban divididos en el centro por una finísima moldura de goma negra, mientras que la parte trasera terminaba en una cola truncada.
El resultado final fue un vehículo que marcó tendencia, con formas fluidas y delicadas, con el carácter clásico rockero de los años 70, y que sigue siendo aclamado entre los entusiastas de hoy.